En la Grecia Clásica, los dramaturgos inventaron la tragedia para afirmar la conciencia personal y la dignidad humana frente al imperativo de los dioses encarnado en la fatalidad y el destino impuesto. La justicia, las pasiones, la culpa, el enfrentamiento del individuo frente a la sociedad y la venganza forman parte del imaginario universal del teatro desde entonces.
Siglos después, en los teatros de Londres, Shakespeare dio una vuelta de tuerca a la tragedia. Modernizó e hizo política con los celos, la ambición, la duda, el poder, las relaciones familiares, la envidia, el amor y el honor. Retomando los universales creados en Atenas, los hizo, si cabe, más intemporales.
En el siglo XX, con la aparición del cine, se vuelve una vez más a dramatizar, esta vez con un lenguaje nuevo e inclusivo, sobre los arquetipos de los que el ser humano se dota para intentar entender en qué mundo vive. Y el género cinematográfico que recoge mejor este hilo, este diálogo con los dioses, es el Western. ¿ Qué otras películas apelan mejor al reconocimiento del héroe y sus contrapuntos y antagonistas? ¿En qué historias aparecen mejor reflejadas las constantes universales del poder, de la lucha del individuo contra el destino, la ambición y la venganza?
En estos días en los que tanto se habla de los Oscar, ha pasado sin pena ni gloria por las pantallas un magnífico western, disfrazado de película antideshaucios como dijo un iletrado en la radio, que, aunque ha optado a algún premio de la academia, no ha recibido reconocimiento alguno. Se titula “Hell or high water”, traducida por “Comanchería” en vez de por “Contra viento o marea” que es lo que significa el título original. El director británico David Mc Kenzie cuenta una historia de que no es maniquea ni el clásico enfrentamiento entre atracadores malos y representantes de la justicia buenos. En sus propias palabras una historia “en la gente buena hace cosas malas por buenas razones”.
De nuevo aparecen en escena los conflictos familiares, la manipulación, un héroe que no lo parece pero asume su destino en un revisitado duelo al sol, un ranger justiciero y racista que sin embargo no lo es tanto, unos villanos que son los bancos, una exploración en las razones de la existencia que se desarrolla en un desolado paisaje del norte de Tejas, ahora, en nuestros días. Explicación de algunas cosas que están pasando en los estados unidos a nivel político. Y extrapolable a cualquier latitud por lo que tiene de asunción del ¿quién soy yo? Y ¿qué hago aquí?
No os la perdáis.
Qué magnífico comentario, Julia! Enhorabuena!