Los jóvenes periodistas que pidieron amparo a al Asociación de la prensa eran eso, jóvenes. Quizá por ello, no les parece muy normal callar si sienten acosados.
Al menos han dado un paso más que la generación de Marhuenda y Zarzalejos que consideraron normal guardar silencio cuando asistieron al golpe de mano instigado por Esperanza Aguirre hace unos años en las direcciones de ABC y La Razón. A ellos les parecía entonces, y les sigue pareciendo ahora, que va en el sueldo callar… lo mismo que a todos esos periodistas que repiten como un mantra que hay que tener la piel un poco más dura y que aguantar las presiones va en el sueldo. Pero se equivocan, nunca les han pagado para tener la piel así o asá, por lo que les han pagado toda su vida es por no abrir la boca pase lo que pase y vean lo que vean…
Solo espero que la lección del rifirrafe de esta semana en torno a los jóvenes redactores que pidieron amparo no sea que es mejor callar.