Cataluña: Reformulemos mejor nuestra democracia antes de que sea tarde.

Como algunas de las personas que siguen este blog no son españolas ni viven en España, hago un breve  resumen de los hechos más relevantes que en el asunto catalán nos han conducido hasta aquí, para que se entiendan mejor mis consideraciones finales.

Por otro lado  y precisamente porque hay seguidores extranjeros, quiero decir que mis opiniones no representan a nadie y que es posible que si tuviera una responsabilidad política sería más cauta a la hora de expresarlas. Pero el objetivo de este blog es contribuir  a formarnos opiniones razonadas de forma libre. Por eso cada artículo  constituye un elemento dinámico que “dialoga” con otros elementos de la realidad lo que puede conducir a la modificación de las posiciones expresadas en un momento dado.

Empiezo por un resumen muy resumido de la historia reciente del problema:

-Entre 2004 y 2006, durante el gobierno del socialista Rodríguez  Zapatero, se  discute y negocia lo que será un nuevo Estatuto para Cataluña,  que venía reclamando mayores cotas de autogobierno. El Parlamento español lo aprueba y el catalán lo refrenda en junio de 2006.Sin embargo, sobre las decisiones de esos dos parlamentos soberanos ( autonómico y estatal )  se erige un tribunal ( El Constitucional)  que en 2010, ya con el Partido Popular en el poder,  echa para atrás lo que había sido aprobado en sendas sedes parlamentarias.

Ese tribunal actúa a instancias del PP, nuevo partido en el gobierno que no contaba con mayoría parlamentaria cuando el Estatut fue aprobado pero que, junto con el PSOE, había designado a la mayoría de  los miembros de ese alto tribunal cuyas sentencias son inapelables.

-2010. Muchos ciudadanos de Cataluña se sienten estafados por la resolución del Constitucional   y comienzan a organizarse para plantar cara al Estado.

Entre 2010 y 2016:

-La Generalidad, con mayoría parlamentaria secesionista, aunque sin mayoría en número de votos, plantea al gobierno central del PP negociar la celebración de un referéndum que apruebe o rechace  la independencia de Cataluña.

-El gobierno central no acepta esa negociación alegando que un referéndum de esa clase no encaja en la legalidad española.

– Los secesionistas catalanes y el gobierno del PP se enrocan en esas posiciones durante años. Mientras, las manifestaciones pacíficas  a favor de un referéndum van aumentando en frecuencia y número de participantes. El gobierno central solo responde que la propuesta no encaja en la legalidad.

-Los catalanes nacionalistas van tejiendo un atractivo relato pacifista, democrático y romántico (pero no exento de falsedades manifiestas),   mientras el gobierno español se parapeta tras una legalidad que se niega a cambiar, algo que es percibido por una parte de los españoles, entre los que me encuentro,  como antipático, inmovilista, miope  y altamente peligroso.

– 9 de Noviembre de 2016. Los secesionistas celebran un referéndum ilegal y sin garantías en el que el gobierno central no interviene. El sí a la independencia  no consigue una mayoría suficiente que avale el proyecto independentista.

-6 y 7 de Septiembre de 2017. El  Parlament catalán vota dos leyes abiertamente rupturistas,  la ley del referéndum y la ley de desconexión, lo que hace clamar a muchos unionistas por la aplicación del Art 155 de la Constitución, acusando a los diputados que han votado esas leyes de un delito de sedición, incluso antes de que esas leyes hayan sido anuladas por ningún tribunal. Pero elevadas al Constitucional por el gobierno, son inmediatamente declaradas anticonstitucionales.

-1 de Octubre de 2017. A pesar de la resolución del Constitucional, el Ejecutivo catalán celebra un referéndum ilegal, cuyo resultado visto globalmente  tampoco otorga una mayoría clara a  la independencia,  a pesar de la abrumadora proporción  de síes  que arroja un recuento sin garantías.

El gobierno central es incapaz de hacer que se cumplan las resoluciones de los jueces que ordenaban impedir la celebración del referéndum. Hay manifestantes heridos en un número difícil de determinar por la  guerra de cifras entre los bandos.

-Durante el mes de octubre, se desarrolla  un juego entre las dos administraciones que se amenazan mutuamente, la una con declarar la DUI (declaración unilateral de independencia) y la otra con aplicar el Art 155 de la Constitución, que suspendería la autonomía catalana, pasando su administración a manos del gobierno central. Ambos juegan  a que sea el otro el primero en  abrir hostilidades para dotarse de una coartada ante la opinión pública nacional e internacional. Todos los intentos de abrir un diálogo entre las dos partes para solucionar el conflicto sin DUI y sin 155, fracasan.

Y a la luz de estos hechos, hoy 26 de octubre de 2017, a las puertas del desastre que supondría para catalanes y resto de españoles  la DUI y el 155, me hago dos reflexiones  terribles:

– ¿En la Constitución de un Estado democrático como es el español  tiene sentido que exista un Articulo 155 que, para defender la democracia, permite a quienes dicen defenderla anularla por tiempo indefinido?, ¿no sería más lógico contar con un articulado que para ese mismo fin  dotara al Estado de  instrumentos democráticos para hacerlo? Y si esto es así, ¿se debe  utilizar este Artículo cueste lo que cueste?

Segunda y terrible reflexión:

-¿Y si la democracia española está, de hecho, secuestrada por un tribunal de justicia ( el Tribunal Constitucional) con una potestad ilimitada  para echar atrás cualquier ley o resolución de cualquier parlamento del Estado?

Tratándose de un tribunal altamente politizado cuyos miembros son designados por los grupos políticos sin cautela alguna que garantice su independencia, ¿puede dejarse en sus manos la enorme responsabilidad de anular las resoluciones de los parlamentos corazón de cualquier democracia y donde está representada la voluntad soberana de los pueblos?

¿No habremos creado un monstruo que lejos de garantizar el cumplimiento de las leyes que emanan de los parlamentos se otorga la potestad de corregirlas?

¿Corregir a los parlamentos español y catalán,  cuyas resoluciones eran fruto de una negociación de dos largos años, no hace al Tribunal Constitucional responsable de la quiebra de la convivencia de hoy?, ¿debe olvidarse sin más que el PP trató de ganar ante  un más que cuestionado tribunal lo que había perdido en la sede de la soberanía popular? ¿Qué tipo de partido es ese cuya arrogancia le hace creer que cuando pierde, puede sacarse de la chistera un truco antidemocrático más para torcer la voluntad de la gente?

Reformulemos mejor nuestra democracia antes de que sea tarde.

 

 

 

 

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