Estuvimos, como siempre hemos estado, en la calle, juntas, vindicando nuestros derechos.
El feminismo se reagrupó frente a los ataques. Marchamos juntas, insisto, juntas.
Nos encontramos las socialistas, las de la igualdad, las ilustradas, las de la diferencia, las radicales heteros, las radicales lesbianas, expresando la pluralidad que ha sido, a pesar de las discusiones, a veces feroces, seña de identidad de una teoría política emancipatoria que tiene 300 años.
Luego hubo una manifestación en otro lado. En ella había izquierda posmolerda, (woke en inglés), que defiende que el feminismo es todo o no será, que el feminismo es cuidados, que el feminismo no puede ser ni blanco, ni europeo, que el sujeto del feminismo ya no son las mujeres en primer y único lugar sino los gays y los transfemeninos, que las lesbianas tienen pene y que hablar de vulvas y úteros y de sexo biológico es erróneo y tránsfobo. También estaban los proxenetas y sus esclavas que se tapaban con paraguas rojos.
También había muchas mujeres que prefieren callar antes que dividir a la “izquierda”, que piensan que en algún momento se dará marcha atrás, que son leales a las siglas. Qué tienen miedo a la derecha.
Y muchas jóvenes y no tanto cuyas lecturas, cuando las han hecho, son Judith Butler, Virginie Despentes, Paul Beatriz Preciado y el Píkara. Ah! y Federici.
Las de la manifestación feminista que hemos sido expulsadas de la manifestación “unitaria” y lo digo en sentido literal y de quienes reniega la “izquierda” llamándonos escoria tránsfoba y feminismo terf, seguiremos el año que viene, y el otro y el otro y así hasta que muramos, nosotras las viejas y nuestras herederas. Reivindicando nuestra emancipación, la de todas las mujeres (hembras humanas) del mundo porque ninguna se puede quedar fuera. En contra de la explotación sexual, la pornografía y la prostitución, en contra de la violencia que se ejerce sobre más de la mitad por el hecho de haber nacido mujeres (hembras humanas), en contra del mandato de género y por su abolición. En contra de la explotación económica que nos roba y somete. En contra de que exploten nuestros cuerpos , los troceen, los alquilen por partes. A favor de que se oiga nuestra voz. A favor de que se acabe esta agonía del ninguneo y la burla. Y por una genealogía feminista.
Porque fueron, somos. Porque somos, serán.