Mientras VOX y el Partido Popular arremeten una vez más contra las mujeres tratándolas de idiotas y/o culpables por querer abortar, la mayoría de comentaristas y demás portavoces supuestamente progresistas se llenan la boca de expresiones como: ninguna mujer aborta por gusto, abortar supone para las mujeres un enorme sufrimiento y cosas así.
Y no, no es verdad lo que dicen esas voces apresuradas del progresismo patrio.
Abortar no supone un dolor difícil de asumir más que en algunos casos, pero ni mucho menos en la mayoría. Abortar, mas allá de la intervención quirúrgica y de las trabas burocrático-ideológicas, no solo no supone un enorme sufrimiento sino que la mayoría de las veces es la solución a un problema importante, algo que aporta un deseada sensación de liberación.
Sin necesidad de culpa, de ninguna culpa, aunque muchos parezcan querer abocar a ella a las mujeres que no se mortifican por ejercer uno de sus derechos fundamentales, el de tener el control sobre su propio cuerpo.
Porque en esta sociedad nuestra, pareciera que las mujeres debieran ser siempre víctimas de algo o de alguien y, si no lo son, tuvieran que cargar con cierta dosis de culpa incluso cuando solo están ejerciendo sus derechos.
Y luego está Shakira que, víctima del abandono de su pareja, prefiere facturar. Bien por ella, pero no tanto. No tanto.
No tanto si su canción y los corifeos que la aplauden (por muy feministas que digan ser) refuerzan la ideología reaccionaria e insoportablemente patriarcal del para toda la vida, algo contra lo que también luchamos duramente las mujeres hasta conseguir el derecho al divorcio y a la separación sin culpables.
Porque ahora resulta que si en una pareja alguien deja de estar enamorado (tanto si es infiel como si no) o simplemente desea dejar esa relación, se convierte en un malvado o en una malvada.
Supongo que es eso lo que piensan los hombres que amenazan y matan a las malvadas mujeres que intentan dejarles.
Algo que desde luego no hace Shakira.
Ella solo trata de restituirse su honor, pero como no hay honor que restituir, lo único que consigue es apuntalar todos los tópicos patriarcales en torno al emparejamiento, algo difícil de aplaudir incluso si te gustaría empatizar con ella porque es una mujer y las mujeres no matan.
Pero es que ser mujer, por si solo, no te hace feminista.
Y esta realidad palmaria aplicable a la cantante colombiana vuelve a hacerse patente cuando en nuestro mundo occidental y capitalista, heredero de colonialismos sanguinarios y racistas, pero también de importantísimas luchas por la libertad, la igualdad y los derechos de las mujeres, algunos movimientos dan por bueno que una mujer que desea llevar el velo islámico, está siendo feminista ¿Acaso no es una mujer y está haciendo lo que quiere hacer?
Pues no, no basta con ser mujer y hacer lo que a una le parece bien. No basta con estar discriminada o pertenecer a otra cultura. El velo islámico tiene el significado religioso, político y cultural que tiene y cuando una mujer se pone ese velo voluntariamente está asumiendo no solo el hecho de cubrirse la cabeza, está asumiendo también el significado de hacerlo.
Y me refiero a su significado real. Me refiero a un significado tan real como para causar la muerte de Mahsa Amini, la joven iraní que no quería llevarlo, que no quería asumir ese significado.
El mismo significado contra el que luchan los jóvenes que apoyan a las mujeres iraníes que se oponen a la opresión del hiyab y que, por hacerlo, están siendo colgados por el cuello hasta morir en la plaza pública.
No se si es un significado lo suficientemente real como para que podamos decir que las mujeres que apoyan el velo basándose en los deseos de millones de mujeres creyentes estén siendo justas con la lucha de sus compañeras iraníes, afganas, egipcias, saudíes… o simplemente las están traicionado.
Porque igual que tenemos que asumir que dejar o ser dejados por nuestras parejas es una posibilidad que deberíamos normalizar porque nos va a ocurrir alguna vez en la vida y no es algo necesariamente malo, deberíamos comprender que no se es feminista por ser mujer (ni siquiera trans) ni se es anticolonialista por estar racializada.
Lamentablemente es necesario ir más allá. Necesitamos reflexionar de nuevo, retomarlo donde lo dejamos. El sistema ideológico dominante, con el patriarcado a la cabeza, es potente y complejo y tengo la impresión de que estamos perdiendo un terreno vital. Es como si ahora valiera todo, como si se pudiera aplaudir la mutilación genital o la hormonación infantil a la vez que se reivindica la irrelevancia del sexo de nacimiento; como si fuera lógico encandilarse con el sexo fluido mientras aplaudimos a Shakira o nos unimos a la fiesta de españolas islámicas encabezando manifestaciones feministas o de izquierdas cubiertas con un piadoso hiyab.
Con el velo no soy yo -decía este domingo en El País Sara Khadem, la ajedrecista iraní que se quitó definitivamente el velo en el Mundial de Ajedrez en Kazajistán.
Y es que, joder, para mucha gente no vale todo.