El machismo y la RAE

La insistente, masiva y explícita  manifestación popular que asocia machismo a violencia y asesinato aconseja reflexionar sobre la definición de machismo que figura en la RAE

           En numerosas ocasiones, la Real Academia Española de la lengua (RAE) se defiende de las denuncias feministas sobre algunas definiciones recogidas en su diccionario argumentando que la Academia se limita a reflejar el uso que los hispanohablantes hacen de determinadas expresiones y no es, por tanto, responsable del machismo que puedan expresar.

Mujer fácil

Este argumento es, cuando menos, escurridizo como acaba de verse en la polémica suscitada en torno a mujer fácil, ya que hoy en día mujer fácil es una expresión poco utilizada (nada utilizada por las generaciones más jóvenes)  y que queda reservada a algunos individuos de edad avanzada, rancios y machistas. Y no me parece de recibo que se consagre como normativa la forma de hablar  de unos cuantos señores residuales e irrelevantes, algo que de hecho ocurre si a la definición mencionada no se le añade la observación de que se  trata de una expresión en retroceso, hoy en día casi en desuso,  utilizada de forma despectiva hacia la mujeres. Así, los extranjeros que consulten el diccionario (que tanto preocupan a Pérez Reverte), no cometerán el error de incorporarla  alegremente a su español y estarán advertidos de su  sesgo despectivo

Así que la cuestión está en si la percepción de la RAE sobre  los usos de la lengua tiene más credibilidad  que la de otros grupos de hispanohablantes que reclaman al diccionario ser un reflejo ágil de los cambios del lenguaje especialmente cuando se trata de evitar que dicho diccionario sea, de hecho, un elemento normativo que aporte legitimidad al uso machista (o racista o clasista…)  del lenguaje, especialmente cuando determinados usos solo son aceptados como normales por una parte de la sociedad y no por su totalidad.

Una composición cuestionada

Personalmente, dudo mucho de que la composición de la RAE, su historia, su engreimiento elitista y su actitud permanentemente a la defensiva sea la mejor carta de presentación para una institución que debería ser, por definición, mucho más abierta a la sociedad y con una demostrada ausencia  de prejuicios.  Véase las reacciones de académicos como Pérez Reverte que se dedican a insultar a los que proponen debates sobre la lengua, cuando debería alegrarse de tener ocasión de contrastar sus ideas con otras realidades.

Porque sin una visión abierta es imposible que los miembros de la RAE acierten con  los usos y significados de expresiones y palabras cuando no se trata de los aceptados por ellos mismos. Y es que en esto, nuestros ilustres no pueden recurrir a su propio magisterio, ya que como dicen, son solo notarios de lo que sucede con el habla, no maestros de lo que deba suceder.

Revisar la definición de machismo

Aún así, y a riesgo de que me descalifiquen airadamente por ello, voy a hacer alguna sugerencia para revisar la definición de machismo sobre la que propongo debatir. Para hacer la propuesta, me basaré en dos  elementos que me parecen fundamentales para avalarla: un buen número de datos y varios ejemplos de uso.

Los datos

En España se produce la muerte de una mujer cada cinco días debido a la violencia machista y por la misma causa hay 300 lesionadas al día, muchas de las cuales quedan incapacitadas de por vida. El 27 por ciento de los jóvenes cree que la violencia en la pareja es algo normal y desde 2013 han muerto 23 niños y niñas, mientras 185 se han quedado sin madre por esa misma razón.

El 43 por ciento de las mujeres de la Unión Europea han sufrido algún tipo de violencia psicológica por parte de un compañero sentimental a lo largo de su vida y el 23 por ciento de las estudiantes universitarias de pregrado declararon haber sufrido algún tipo de agresión sexual o conducta sexual indebida en universidades de Estados Unidos.

La Unión Interparlamentaria en 39 países de cinco regiones del mundo denuncia que el 82 por ciento de las parlamentarias encuestadas declararon haber experimentado alguna forma de violencia psicológica durante su mandato. Definieron la violencia psicológica como los comentarios, gestos e imágenes de índole sexual, sexistas o humillantes que se hacen en su contra, o las amenazas y/o formas de acoso de las que han podido ser objeto.

A su vez, en el mundo, 200 millones de mujeres son sometidas a la mutilación genital machista y unos 120 millones de niñas sufren anualmente coito forzado inspirado por la misma ideología que hace que 750 millones de menores hayan sido obligadas a casarse por la fuerza….

En conjunto, las mujeres y las niñas representan el 71 por ciento de la trata de personas, siendo las niñas casi tres de cada cuatro víctimas infantiles de la trata machista.

Se estima que 246 millones de niñas y niños sufren violencia relacionada con el entorno escolar, según indica una encuesta a jóvenes realizada en cuatro regiones del mundo. El alcance y las formas de la violencia relacionada con el entorno escolar que sufren niñas y niños varían, pero las pruebas señalan que las niñas están en situación de mayor riesgo de sufrir violencia sexual, acoso y explotación.

Estos son una muestra de los escalofriantes datos proporcionados por la ONU Mujeres, Pero hay  otros muchos.

Los usos: machismo como violencia

Estas fotografías son algunos ejemplos gráficos que apoyan la estrecha relación  que existe entre violencia y machismo, algo que muchas personas venimos constatando en miles de conversaciones, en el tratamiento del tema en numerosos medios de comunicación, cuando leemos libros, informes y artículos reconocidos, en el modo en que el machismo aparece referenciado en miles de consultas realizadas en Internet u observando  las masivas manifestaciones que se suceden a lo largo del mundo en las que se exhiben  pancartas y eslóganes que reconocen que el machismo  mata…es decir, después de haber comprobado la insistente, masiva y explícita  manifestación popular que asocia indisolublemente machismo a violencia y asesinato.

Por eso, cuando por fin estalla la indignación ante la magnitud de este tipo de violencia, debemos cuestionarnos la definición que  hace la RAE del machismo y sustituirla por otra que incluya la violencia como elemento consustancial del mismo.

Su definición

Sobre machismo, la RAE dice:

1.m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
2.m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.
En la designación de directivos de la empresa hay un claro machismo.

Pero la RAE ya no puede argumentar que su definición expresa lo que la gente de habla hispana cree que es el machismo o cómo es utilizada, en realidad, esa palabra, porque la evidencia de los datos y la forma en que esos datos son analizados hoy en día, especialmente  por las mujeres, desvela una nueva  forma de ver el machismo, bastante menos “light” que la ofrecida por el diccionario de la RAE.

Por eso  voy a dar una idea para una nueva definición  más acorde con el modo en que dicha palabra es conceptualizada en la actualidad por muchísimas personas:

La mía

“Machismo es una ideología basada en la violencia que defiende la supremacía del hombre sobre la mujer. Dicha violencia es enmascarada y legitimada a través de la religión, la tradición, las costumbres, las creencias, leyes y normas, currículos ocultos, distintos tipos de propaganda, etc.

La violencia machista adopta distintas formas tanto explícitas como implícitas que van desde la violencia social, psicológica o moral hasta la física, sexual o el asesinato.

Además de contra las mujeres, la violencia machista y el asesinato se  ejercen contra sus descendientes y familiares, contra la infancia y  adolescencia en general, contra  personas LGTBI, y, ocasionalmente, contra cualquier otro ser humano que se oponga a ella”.

Es una definición que se puede discutir, faltaría más, pero tiene la virtud de dedicar más de una línea a uno de los fenómenos mas brutales que afecta, si tenemos en cuenta también a la infancia, a mucho más del 50 por ciento de la población mundial. Además, hace explícito el elemento esencial de dicha   ideología, la violencia machista, que hoy es reconocida como una de las peores lacras de nuestro mundo.

Para finalizar quiero añadir que si los ilustres señores de la RAE creen que hay otras formas de entender el machismo, no tengo inconveniente en que mantengan su propia definición, pero solo si se añade una observación del tipo:

Esta definición  es rechaza por una parte importante de los hispanohablantes por incompleta y sesgada, pero se mantiene en este diccionario porque hay personas que recurren a ella, especialmente cuando desean enmascarar el rasgo esencial del machismo que es la violencia.

 

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