Estos día andamos dándole vueltas a los muertos: a los propios que reaparecen en nuestra cabeza y en nuestro corazón y que son más cuanto más viejas somos. A los ajenos porque la visión masiva de la muerte cuando está cerca nos causa pánico y no la podemos tolerar por parecernos injusta. Sin embargo, curiosamente, no parecemos sensibles al enorme cementerio en que se va a convertir Grecia, los Balcanes, la franja de Gaza, África, América….bueno, estos ya estaban condenados de antemano.
Y con todo, hoy he llorado por las personas que siguen vivas. En primer lugar por la soledad de la compañera Justa frente a la muerte del Chato. Por la terrible distancia de tantas ciudadanas y ciudadanos frente al cuerpo de lxs amadxs. Por el miedo de tantas madres y padres ante el riesgo al que se exponen sus hijxs. Por la angustia de quienes tienen a sus mayores aislados en pisos, residencias u hospitales.
Pero si algo me provoca sufrimiento es pensar cómo se sienten quienes no saben si van a conseguir comida para mañana, cómo van a poder ayudar a sus hijxs a remontar este tiempo de ausencia de su vida normal. Me emocionan los manteros dedicados a hacer mascarillas como si con eso les fuéramos a perdonar ser otros, distintos, negros y pobres. Mi alumno sordo y su familia sorda confinados en una infravivienda de la Cañada sin el calor y la ayuda que, mucha menos de la que necesitan, se les prestaba. Mi alumno TEA a quien quizás ya han insultado por salir a pasear desde algún balcón. La señora de 93 años que siente que le han quitado lo que la hacía feliz en sus últimos años: las amigas y la calle. La preocupación constante de quienes tienen a su familia a miles de kilómetros de distancia, a veces inermes ante políticos psicópatas y mamarrachos.
Hoy mi aplauso va a ir para las personas que sufren en la retaguardia.
Y mañana, cuando sea que llegue, seguiré sufriendo por ellxs y será la manera de que defienda con uñas y dientes que algo , mucho tiene que cambiar para que esto acabe, para que tomemos conciencia de los vivos que los muertos se han igualado ya en la muerte.
Emotiva y particularmente racional tu elegía, en medio de todo esta debacle , miedo a lo desconocido, irracionalidad en los comportamientos y siempre pensando en la caîda de la economía y no pensar en lo endeble que somos y que las fronteras, muros y aislamientos, no servirán de nada porque de alguna manera estamos TODOS infectados ya.