Los asesinos de mujeres, el Acuerdo de París  y la política local.

 

 

Seguía yo pensando tontamente en la izquierda…

…En qué significa la recuperación de Corbyn en Reino Unido y si tiene algo que ver con la victoria de Pedro Sánchez, fenómenos ambos que podrían apuntar hacia  un giro a la izquierda de la socialdemocracia europea…

…En la estrategia de Pablo Iglesias y su moción de censura unilateral que tiene diferentes finalidades entre las que no se encuentra la de desalojar  a Rajoy de la Moncloa…

…En si Pedro Sánchez, reforzado tras su triunfo, no podía haber intentado evitar, aunque fuera   in extremis, que se aprobaran los presupuestos…  o haber hecho un gesto, como le pedía Compromís,  a favor de  una futura moción de censura.

…En si Pablo Iglesias no estará poniendo, deliberadamente,   palos en las ruedas de un posible  acuerdo futuro con el PSOE al plantear una moción de censura que le permitiría rentabilizar la  abstención del PSOE  (y qué decir del NO, que sería su mejor baza).

…En qué Pedro Sánchez habremos de ver en las próximas semanas si sigue dedicándose  a marcar las diferencias con Podemos obsesionado por disputar el voto de izquierdas  sin tener en cuenta que lo que el PSOE  ha ido perdiendo  durante estos años no han sido votos, sino una verdadera  posición política contra la derecha  y con ella, una credibilidad que no se recupera con ridículas frases como: “Me siento muy cerca del votante de Podemos”.

Enredada estaba en estas especulaciones   cuando llegó Tump a recordarme que la izquierda no tendrá  la llave del futuro por más que presuma de “izquierdismo”  si no tiene la valentía de asumir como prioritarias reivindicaciones que afectan a sectores de la población más amplios de los que constituye su masa de votantes tradicional, por la que se pelean entre ellos sin cuartel.

Cada vez estoy mas convencida de que la batalla por el medio ambiente  y toda la filosofía que se mueve en su defensa debería ser  el caladero de ideas en el que debería pescar la izquierda.  Defender el Acuerdo de París ofrece hoy  una oportunidad única que no deben aprovechar solo Merkel o Macron que,  aunque tirando de nacionalismo, hacen gala de cierta  determinación  para hacer frente al sátrapa estadounidense cuyas políticas filofascistas ponen en peligro mucho más que la vida en el planeta.

Y si esa misma izquierda (nueva o vieja) quiere tener credibilidad entre amplias capas de votantes debe también  hacer algo que resulte decisivo para frenar a los asesinos de mujeres. Algo que marque un antes y un después de la sangría que estamos viviendo  y que ponga de manifiesto una decisión inquebrantable por conseguir resultados.

Y no lo están haciendo, a pesar de la larga tradición del PSOE con las reivindicaciones de las mujeres y de la apuesta de Podemos por el feminismo.

Porque para  las mujeres ( y me temo que también para el planeta) el tiempo de los discursos ha pasado. Ahora solo queda tiempo para los hechos.

 

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