Recientemente, una colaboradora de este blog comentaba un caso de abusos sexuales a unos niños gemelos de Castilla León que tuvieron lugar hace años en un seminario de La Bañeza. Este caso ha llamado la atención por el irrisorio castigo infringido por la Iglesia al pederasta confeso y por la necesidad de introducir en la ley que persigue este tipo de delitos, plazos más amplios para su prescripción.
Nuestra colaboradora, añadía la necesidad de castigar de forma ejemplar a los encubridores, pidiendo la intervención de La Fiscalía para perseguir de oficio a La Iglesia Católica cuando es ésta la que silencia dichos delitos (me atrevo a decir que la reincidencia en el encubrimiento por parte de la Iglesia debería introducirse como agravante) .
¿Los pederastas son machistas?
Pues bien, una vez descartado que los casos de abusos sexuales a menores pertenezcan a la categoría de “sucesos” ya en desuso, me ha asaltado la duda sobre en cuál de las secciones de este blog encajaría mejor este comentario de La china.
El hecho de que más del 99 % de este tipo de delitos sea cometido por varones (las mujeres suelen aparecer como encubridoras o cómplices) da que pensar. Todo parece indicar que se trata de una cara más del machismo que de una forma consciente o inconsciente permite que algunos varones se crean con derecho a dominar al resto de las personas, especialmente si se encuentran en situación vulnerable.
Sin embargo, como las víctimas de los abusos no lo son estrictamente por su género, no incluimos estos casos en la categoría del feminismo o no automáticamente.
El hecho de que esto no sea así, hace que las víctimas infantiles no se vean amparadas por movimientos sociales específicos, más allá de la inestimable labor de las ONGs que se dedican a la protección de la infancia y de las mujeres que, en calidad de madres, velan por sus propios retoños.
Y lo que es peor, los menores tampoco votan, lo que hace que los partidos políticos no incluyan sus reivindicaciones en sus prioridades ni saquen a relucir su defensa en los carteles electorales.
La jerarquía eclesiástica que ampara a los pederastas está integrada por varones.
Quizá por eso, las leyes que ampararían a niños y niñas (no prescripción de los delitos de abusos, persecución del silencio cómplice, actuación de La Fiscalía…) tardan tanto en progresar.
Por eso y porque la jerarquía de la Iglesia Católica española (como es bien sabido, integrada solo por varones) tiene el brazo muy largo para asegurarse sus privilegios, privilegios que incluyen la depredación sexual entre aquellos que precisamente la sociedad pone a su cuidado.
Por qué una parte de la sociedad confía a sus menores a instituciones educativas católicas, siendo organizaciones que aglutinan a numerosos pederastas a los que amparan incondicionalmente, sería motivo de una reflexión aparte.