G no te mira a los ojos. Cuando le hablas, baja la cabeza. A su vez, habla poco y es brusco. No se relaciona bien con otros chicos y, a veces, sufre bullying, responde agresivamente y se mete en problemas. Reacciona con rabia hacia sí mismo cuando comprende que, de nuevo, no ha sabido interpretar los códigos. G viene de otro país, con un modelo de masculinidad muy marcado que le tiene encorsetado y le impide moverse con naturalidad. Su madre se lo trajo para buscarle un futuro y le exige mucho, pero no sabe decirle que le quiere. G está perdido, no comprende las claves culturales que le rodean y se refugia en lo virtual. G sólo florece cuando hacemos vídeos, o cómics o trabajos en equipo cooperativo que le permiten aportar sus cualidades en igualdad de condiciones.
¿Qué necesita G de la Escuela?
A M su madre no le quiere. Ha tirado la toalla, se ha dado por vencido. No sigue las normas, no saber tener un cuaderno para cada cosa. Se le olvidan los libros. Tiene los ojos tristes. A M no le basta el cariño de sus compas ni el de su profesora. M tiene un agujero en el corazón enorme y profundo.
¿Qué le ofrece la Escuela a M?
R escribe largos textos sin puntuar y con algunas faltas de ortografía pero llenos de emoción. Y los lee en voz alta en la clase. Termina de leer llorando y haciendo llorar a otras compañeras que comparten con ella el duelo del exilio. Sus textos hablan de su país, de los otros países por los que ha ido saltando con su familia buscando un sitio donde poder vivir decentemente. Habla de aquel perro que tuvo, habla de cómo se sintió cuando vino la primera vez a España y se volvió a marchar. De cómo está ahora que ha vuelto. R estudia lo justo porque a ella lo que le interesa es compartir sus emociones y su historia. Cuando nos despedimos me dijo:”No me creo que no vaya a volver a verte, que cuando venga tú ya no estarás”. La vida de R es una constante despedida y vuelta a empezar.
¿Qué puede hacer la Escuela por R y su familia?
A es disruptivo, inseguro, necesita las certezas por encima de todo. El ruido le altera, la incertidumbre le mata. A es inteligente, puntilloso, perfeccionista. Escribe muy bien y dibuja estupendamente. Le cuesta cooperar, se impacienta. A es Asperger. Es muy bueno en teatro. Su madre sufre. La maestra siente que no está haciendo todo lo que tendría que hacer con A.
¿Cómo apoya la Escuela a A?
I no se motiva fácilmente. No cree en sí mismo. Es un reto saber qué pasa por su cabeza y por su corazón. I es un enigma y un fracaso escolar.
J se sorprende cuando la profesora incluye el caló en los idiomas peninsulares y cuando le felicita el 8 de abril y cuando se interesa por saber cosas de su vida. J está acostumbrado a pertenecer a una cultura aparte.
E quiere ser escritora. Es solitaria. No hace amigas fácilmente. Escribe, ilustra y encuaderna cuentos con una ortografía penosa pero donde se pone a ella misma y se hace compañía.
A S que aspira a notables todo el rato, la regaña su madre cuando vuelve del trabajo y ve que no ha hecho las tareas domésticas. S y su madre no se conocían apenas, desde que nació la cuidó su padre en su país. Ha conocido a su madre hace dos años. Están en ello.
F carece de todo y es el niño más triste que he visto nunca. J vive en una casa sin calefacción.
No hay lugar para estudiar, viven en acogida o en una chabola, todo se les presta, no tienen acceso a la cultura, su ocio está condicionado por la falta de recursos, no tienen referentes positivos, a veces pasan hambre, son los apoyados por las ONG, Con estxs se me acaba el abecedario.
La Escuela ofrece estar sentados cinco horas al día, hacer filas, aprender que no comprender, contenidos que no tienen nada que ver que su experiencia, apoyos para meterles en un sistema que no les quiere. Estándares de aprendizaje sacados del mundo empresarial. Domesticarles, arrancarles de sus raíces, persuadirles de que la norma es buena por definición y que esto es lo mejor que va a pasarles nunca.
También les da de comer, les proporciona libros, calor, relación con sus compañerxs, seguridad, cariño de un puñado de adultxs que se preguntan qué hay detrás de tu comportamiento inadecuado, de tus ojos tristes, de tus olvidos, de tus lágrimas.
La Escuela tiene en sí misma una contradicción. Porque el acceso físico a las aulas no garantiza el acceso al conocimiento. Porque los objetivos están mal definidos. Porque no se basta a sí misma para paliar el desastre.
Fuera hace mucho frío pero dentro no conseguimos saltar los muros, abrir las puertas y hacernos una con la comunidad.
Y lo del aprendizaje telemático es una farfolla neoliberal, individualista y contrarrevolucionaria.
Amiga, estás “sembradita”