No toquéis a las niñas. (Ni a Virginia Woolf).

Julia López

La niña sueña en rosa porque todo lo suyo está teñido de ese color. Si prefiere el rojo o el negro o el verde se enfrentará al mundo que la mirará con sospecha. Si quiere ser la capitana en los juegos del parque, un amiguito o varios le indicarán que su puesto no es ese sino el de enfermera. Su papá querido la llama camionera cuando se muestra rebelde o brutota. Ve una película de piratas y con asombro constata que a ella le tocará ser damisela o putón tabernario mientras sus presuntos pares se descuelgan por maromas al abordaje, la aventura, la posteridad. Dicen de la niña que es trabajadora y esforzada y su hermano es listo y espabilado. Lo que a ella le cuesta parece que él lo consigue con chasquear los dedos. Se prueba los tacones de su mamá porque quiere jugar a ser mayor pero se cae desde las alturas, en el estudio de papá no puede entrar porque está haciendo cosas serias, su hermano y su primo ruedan coches por el pasillo, construyen pirámides y sobre todo le han dejado claro que tienen colita.

Tener o no colita parece ser el quid de la cuestión. La colita te permite ir más allá de tus límites, ignorarlos, jugar con el riesgo, con la suciedad, con el sudor, conquistar, ordenar, ocupar el espacio, llevar en ti lo que importa.

Ella quiere tener colita como los niños y hacer pis de pie y no agachada en postura de indefensión.

Pero le dicen que es muy bonita y que ya verás como se va a echar novio enseguida.

Luego llega la regla. A ella le parece pegajosa y sucia. Y se da cuenta de dos cosas: la mayor parte de su vida se presentará cada mes y si no lo hace tendrá un problema. Ya es fértil. Tiene que tener cuidado. Sobre todo cuando ve y escucha en la tele y las redes que los hombres adultos gustan de las niñas y en algunos países incluso se les permite desposarlas.

De pronto la chica tiene miedo.

Comienzan a crecerle los pechos y comienza el acoso. Los chicos la miran de una manera que no le gusta y se le comunica que ella y sus compañeras se dividen en estrechas y guarras. Ella trata de esconderse tras una sudadera y unos pantalones de chándal y nota que así por lo menos no es atractiva.

Porque el ideal de chica de la tele, Las revistas y las redes es el de una mujer hecha para satisfacer los deseos sexuales de los hombres o no ser nadie.

Vuelve a sentir miedo.

Una amiga le sugiere que se busque un sugar dady o que se meta en only fans para mostrar públicamente lo que ella no quiere enseñar y le avergüenza. Ganas dinero, le dice la amiga, te empodera.

También siente miedo cuando vuelve a casa por la noche porque se le ha dicho que a chicas como ella lo que les hace falta es una buena polla que las espabile.

La chica piensa que no quiere ser una mujer, que su cuerpo es fuente de problemas, que le abochorna saber lo que la sociedad tiene previsto para las jóvenes y las mujeres. Cada vez se esconde más y más.

Un adulto o adulta, da igual, se da cuenta de su malestar y le empieza a sugerir que quizás no sea la chica que piensa, que igual está atrapado en un cuerpo de mujer y es un chico al que asignaron el sexo equivocado.

Ser un chico, podría ser la respuesta al miedo y al malestar, a los juicios de valor y la desvalorización, a los límites, al acoso, a la vergüenza….podría ser.

¿Quién de nosotras no ha querido alguna vez ser hombre?

Los datos

En un estudio hecho por feministas de Cataluña sobre las cifras de atención de Trànsit, el servicio transgénero del Institut Català de la Salut, se dan las siguientes cifras:

En la muestra de 2012 a 2021 un 65% de menores atendidos son niñas. En población adulta, los varones son el 53,7% y el 69% en mayores de treinta años.

Entre la población de 10 a 14 años , las niñas atendidas se han incrementado en un 5.700%

Un 70% de atendidas de 15 a 18 años son chicas

En más del 87% de los casos se recetan hormonas en la primera visita.

(Y ahora,¿ por qué hablo de Virginia en el título?

Si no la habéis leído y, en especial Orlando, no sabréis porqué estoy indignada por el intento de apropiación del transgenerismo de una mujer que no fue convencional, que fue una maravillosa escritora feminista y que fue maniacodepresiva y a pesar de ello disfrutó bastante.)

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