Vuelan estos versos libres
como quien no atiende a razones
ni para en detalles.
Salen por la ventana
corriendo como locos,
libres, sueltos, desbocados.
Atropellados, inasibles,
entran por las terrazas y los balcones,
atraviesan las calles.
Rompen la calma,
penetran hasta el fondo de los pozos,
creciendo en torbellinos desatados.
Golpean conciencias:
las de los que tanto aplauden
para luego negar el pan.
Vuelcan cajones
desvelando secretos escondidos
por almas mezquinas
en busca de clemencia.
Vengan a los que ya no pueden
y a los que ya no están.
Les sobran razones:
hablan de todo lo perdido
por su puta codicia.