Ayer difundí por Twiter, Facebook y WatsApp un mensaje en el que informaba sobre dónde se podía comprar mi última a novela, por fin a la venta. Un amigo me lo ha afeado mucho comparándome con la Teletienda y por eso he decidido escribir este mensaje dando alguna explicación.
-¿Lo he hecho por dinero? Según mi contrato, de cada venta recibo el 10% del PVP del libro una vez descontado el IVA, liquidación que recibo una vez al año. Pero hay un inconveniente importante ya que, por la buenas, no tengo modo de saber cuántos ejemplares se han vendido en realidad, así que de muchas de las ventas que se realicen es posible que no llegue a recibir ni un solo céntimo. Por otro lado, si la editorial no es una de las grandes (y eso lo sabes cuando publicas) la cantidad que recibirás, acorde con la promoción de tu obra, SEGURO que será casi testimonial. Aún así, te sientes feliz si consigues la atención de una editorial, por pequeña que sea.
Así que no, esto no se hace por dinero.
-¿Será por vanidad? Es obvio que no, ya que según demuestra la opinión reprobatoria de mi amigo, promocionarse a uno mismo es, cuando menos, poco elegante.
-¿Entonces, por qué lo hago?
Para entenderlo hay que conocer el difícil mundo de las escritoras y escritores que, contra viento y marea, se proponen escribir y publicar. Aunque no ganen dinero con ello, aunque no consigan llegar a los grandes medios de comunicación para promocionarse, aunque sus editoriales tengan menos seguidores en facebook que ellas mismas, aunque tengan que mandar personalmente las invitaciones a su presentación.
Y aunque tengan que explicar a sus conocidos que difícilmente encontrarán el libro en las grandes superficies y que si quieren leerlo tendrán que ponerse en contacto (en realidad comprarlo, ¡oh palabra horrible!) con su editorial. Porque cada vez se hacen menos tiradas en papel y el mercado evoluciona hacia Internet y el print on demand, y eso no supone un demérito del autor, sino, simplemente, que el mundo cambia.
Así que lo he hecho porque quiero tener lectores, porque me gustaría que mis amigos y amigas puedan formar parte de esos lectores (de todas formas a nadie se le escapa que serlo es rabiosamente voluntario), porque quiero seguir escribiendo, porque quiero que se sepa que el mundo editorial no empieza y termina en el modus operandi de Alfaguara o Planeta, porque la distribución no solo es La Casa del Libro, El Corte Inglés o Amazon y porque hay vida más allá de los Vargas Llosa de turno (a los que respeto, envidio y en muchos casos, admiro muchísimo). Porque no se me caen los anillos informando dónde comprar un determinado libro aunque se trate del mío, que promociono sin rubor como puedo (confieso que, además, me divierte hacerlo).
De paso, quiero dar las gracias a todos aquellos que lo comprenden y no me hacen sentir como una lamentable mercachifle que no solo se rebaja promocionando lo que hace, sino que también intenta que se venda (un poquito).
Vargas Llosa, legítimamente y de otra manera, también lo hace.
Difundir la literatura no admite objeciones ni reparos.
no sólo es valido promocionar su propia obra. Ella, la obra,es extensión y la realización del mismo autor, no solo como escritor sino también, como lo apunta a escritora, como mujer, como creadora, con un legado de servicio amplio y comprometido en la educación y la cultura en su país y en América Latina en general, entonces se debe y nos debe, y nos debemos todos, conocerla a través de las narrativas que marcan su ser en todos los roles y compromisos que ha asumido. Gracias por escribirlo y por promocionarlo.
Fernando