Al principio, todo fue sorpresa, shock, incredulidad, miedo. Nos dieron instrucciones y las seguimos sin rechistar, supervivencia. Estábamos en casa la mayor parte del tiempo, cocinando, haciendo gimnasia, leyendo quien podía, viendo la tele, hablando por teléfono y por videoconferencia. Cuando salíamos nos preparábamos como para enfrentarnos a una invasión zombi. Respirábamos con cuidado tras la mascarilla, manteníamos las distancias en el súper y usábamos guantes y geles con profusión. Al volver al refugio, abundancia de lejía y lavados.
Sufríamos la soledad y la falta de abrazos pero había directrices claras y aplausos.
Las cosas mejoraron y fuimos saliendo de nuestras madrigueras con cuidado, con prevención, con alivio.
Nos reencontramos.
Disfrutamos de una tregua veraniega.
Y luego volvió el horror.
Ahora no nos han encerrado. Hay que salvar la economía. Ya no nos creemos nada. Nos sentimos abandonadas por quienes toman las decisiones. No se atreven a confinarnos por si luego no les votamos o porque han optado por la inmunidad de rebaño. Hay vacuna pero es escasa, no han comprado jeringuillas adecuadas, han dejado de vacunar, no están claras las prioridades. Se pelean todo el rato. Proponen medidas absurdas que nadie sigue pero que nadie vigila. Ya no nos apetece cocinar, ni hacer gimnasia. Dicen que la culpa es nuestra por relajarnos y juntarnos en familia o abrazar furtivamente a un amigo. Nos avanzan que las nuevas cepas puede que no respondan a las vacunas.
Ha nevado en Madrid, mucho, sobre la basura. Se han roto los árboles. Han salido ratas a pasear. Los perros hacen caca en la nieve y sus humanos no las recogen. También ha llovido y todo está negruzco y sucio. Ya no hacemos fotos del paisaje. Ya no hay paisaje.
Salgo poco y espero en casa que llegue pronto la catarsis. No podemos más. Estamos agotadas, nos sentimos impotentes, tenemos una rabia que no sabemos reconducir.
No sé cuándo me vacunarán ni si merecerá la pena.
Si al menos contáramos relatos de terror en torno a una chimenea……
Julia estoy completamente de acuerdo contigo. Me encanta!!!!
Julia nos queda Alex de la Iglesia y Stephen King