Sí, en ese horrible viaje de hace unos días, me enamoré. Tenía una investigación difícil o, más que difícil, arriesgada. Pero nada me importó porque algo más arriesgado aún me ha conducido a sentir cosas muy raras y a escribir breves poemas que me transportan a otra época, cuando era pequeño, me enamoraba con facilidad y con esa misma facilidad, escribía poemas tal vez como éste de hoy:
Roza un aleteo.
Y sin embargo.
Acaricia la mejilla un sueño.
Pero
El viento trae una presencia
Que no existe
Y llega por fin la lluvia
Que jamás nos mojará.