Leo con consternación el caso de unos niños gemelos víctimas de abusos sexuales a manos de un sacerdote. Abusos que infringieron un daño extremo a unas víctimas que habían puesto varias veces en conocimiento de otros sacerdotes la situación de terror que estaban sufriendo. Pero nadie hizo nada y ahora esos delitos han prescrito ante la justicia. Todo se salda con la inhabilitación del agresor por un año y la espantosa posibilidad de que vuelva a hacer lo mismo con otros menores, dado el alto grado de reincidencia de este tipo de comportamientos delictivos.
La Fiscalía debería perseguir de oficio a la Iglesia Católica por el delito de encubrimiento.
¿Cómo gritar más alto que es urgente modificar la prescripción de este tipo de delitos?, ¿cómo gritar más alto que el encubrimiento en estos casos supone el incremento exponencial del número de víctimas y de la cuota de sufrimiento que se les infringe? Es hora de hacer más, mucho más para proteger a la infancia.
Exijamos que se modifique de una vez esa ley y que, además de modificar la prescripción, incluya el encubrimiento.
- Que se persiga y se juzgue a los encubridores, tanto sin son sacerdotes, obispos, profesores, familiares o directivos de centros educativos.
- Que las penas por encubrimiento sean proporcionales al daño causado al niño o niña a causa del silencio y que aumente con el número de víctimas que ese silencio ha hecho posible.
- Que la Fiscalía persiga de oficio a la Iglesia Católica como encubridora, en los casos en que proceda.
- Que el delito de encubrimiento tarde en prescribir tanto como el de los propios abusos.