Recuerdo cuando en las navidades de 2018 el anuncio de Ruavieja “Tenemos que vernos más” removió nuestras conciencias. Un simple anuncio de televisión sobre una obviedad en la que no nos detenemos a pensar. Ese reloj que te recordaba que no sabes el número de años, meses, días o horas en los que podrás seguir estando acompañado de tus seres queridos. Un puñetazo a la conciencia que hacía florecer el pensamiento de que, quizás, no sabíamos valorar lo suficiente esa cuenta atrás.
El problema es que fue un anuncio en navidad. Lo edulcorado de las fechas hizo que el puñetazo a nuestra conciencia se fuera desvaneciendo a la par que las promesas que nunca tuvimos intención de cumplir. Volvimos a olvidar que el reloj transcurre y que en algún momento llegará a cero.
Volvimos a vivir deprisa, sin mirar atrás y ver lo que perdíamos, sin mirar debajo a ver a quién pisábamos, sin mirar al lado para ver a quién dejábamos de darle la mano. Volvimos a solo mirar hacia adelante, hacia la conquista que una vez conseguida dejaría de importarnos. A coleccionar momentos solo por el afán de acumularlos. A pensar solo en lo cuantitativo y olvidar lo cualitativo.
Y entonces el anuncio se hizo realidad. La vida quedó en pausa, los abrazos aplazados, las celebraciones postergadas, la fecha del siguiente encuentro pasó a ser una incógnita. Todo ello en el mejor de los casos. En el peor, el contador llegó a cero sin existir siquiera la posibilidad de dar un último adiós.
Y esta vez no podemos apagar el anuncio, comenzar a comer langostinos y olvidarlo. Esta vez el golpe de realidad nos lleva acompañando ya un mes, y lo que es peor, en una sociedad en la que priman los resultados inmediatos y los deseos de certezas nos toca recorrer un camino lleno de incertidumbres. Deseamos saber, pero no sabemos.
No soy yo quién más confíe en la capacidad de aprendizaje del ser humano, pero quizás esta vez la lección no se olvidé tan fácilmente. A fin de cuentas, si hubiéramos sabido como todo cambiaría en el mes de marzo, ¿quién mantendría todas sus acciones y decisiones de los dos meses previos? Quizás esta vez, cuando todo pase, recordemos qué contadores son los verdaderamente importantes.