La Verdulera. Sábado, 16 marzo 2019
Día apocalíptico el de ayer. A pesar de ser viernes no entraron en la tienda más que tres vecinas a llevarse unas acelgas. Ni una bolsa de naranjas. Ya me desperté mal. Mientras esperaba de madrugada la mercancía fresca, vi por la televisión la noticia del asesinato en Valencia de dos niños por parte de sus propios padres pirados que se creían embrujados.
A media mañana, mi hijo me mando por wasap el video de la matanza en directo de 50 personas musulmanas por un joven blanco de 28 años, un nazi psicópata en Nueva Zelanda. No he podido terminarlo. Además de asesino en serie y criminal terrorista debía ser un racista narcisista. Dos sustantivos que siempre van unidos. Se acoraza como un héroe de videojuego, se rearma con un arsenal de fusiles y ametralladoras. Se instala una GoPro en la visera y retransmite en directo por televisión al mundo su matanza. No es la primera vez. Ni será la ultima. El narcisismo es la epidemia del mundo actual. Entre jóvenes o viejos. Todo por un minuto de gloria televisada. La egolatría y el individualismo que arroja diariamente esa televisión que nos une y nos separa en la muerte. Si no existiera la facilidad de la emisión de las imágenes en directo, ¿que harían esos terroristas?
La mañana acabó con otro susto, miles de jóvenes de todo el mundo que siguen por televisión a una adolescente activista sueca, se manifestaban denunciando que vamos a morir todos por los gases del efecto invernadero si los políticos y dirigentes mundiales no hacen algo. O sea que da igual. Cierro la verdulería y me voy a plantar nabos y dar de comer a las gallinas antes de que mis amigas vean como me matan en directo por la televisión.
La Verdulera